Este es el lema que la Generalitat de Catalunya ha escogido este año para promocionar el turismo en su Comunidad. Algunos de los catalanes más famosos se convierten en abanderados de aquello que más les gusta. Uno de ellos es la varias veces medallista en natación sincronizada Gemma Mengual para la que no hay mejor piscina que las playas del Mediterráneo. Y es que la imagen de Gemma recogiéndose el pelo frente a la playa de Calella de Palafrugell no puede ser más evocadora.
Lo que hace diferente el litoral catalán respecto al resto de España es, sin duda alguna, la Costa Brava, así que para aquellos que disponéis de varios días en Catalunya, especialmente durante los meses de verano, es una estupenda alternativa tanto para ir en familia como para una escapada romántica.
Es sobretodo en el Baix Empordà donde el Mediterráneo de Joan Manuel Serrat adquiere todo su sentido para aquellos cuya niñez, como la mía, sigue jugando en su playa. No hay mejor manera de empezar el día que con un refrescante baño en la cristalina Platja del Castell, la única playa de la zona que, afortunadamente, no se ha llegado a urbanizar gracias a la presión de los propios habitantes de la zona. Todo el mundo sabe que el baño en la playa da mucha hambre, ¡qué bien saben entonces unos mejillones a la marinera en Llafranc! Desde allí existe una bonita ruta a pie bordeando el mar con bonitas calas a un lado y bosque de pinos al otro, así que cuando apriete el calor durante la ruta es siempre posible darse un buen chapuzón; desde el Faro de San Sebastián las vistas son espectaculares para acabar finalmente en la pequeña, pero no con menos encanto, bahía de Tamariu. La noche puede acabar, por qué no, disfrutando de la tradicional Cantada d’Havaneres en la playa de Calella de Palafrugell, visita obligada en cualquier escapada a la Costa Brava.
Lo que hace diferente el litoral catalán respecto al resto de España es, sin duda alguna, la Costa Brava, así que para aquellos que disponéis de varios días en Catalunya, especialmente durante los meses de verano, es una estupenda alternativa tanto para ir en familia como para una escapada romántica.
Es sobretodo en el Baix Empordà donde el Mediterráneo de Joan Manuel Serrat adquiere todo su sentido para aquellos cuya niñez, como la mía, sigue jugando en su playa. No hay mejor manera de empezar el día que con un refrescante baño en la cristalina Platja del Castell, la única playa de la zona que, afortunadamente, no se ha llegado a urbanizar gracias a la presión de los propios habitantes de la zona. Todo el mundo sabe que el baño en la playa da mucha hambre, ¡qué bien saben entonces unos mejillones a la marinera en Llafranc! Desde allí existe una bonita ruta a pie bordeando el mar con bonitas calas a un lado y bosque de pinos al otro, así que cuando apriete el calor durante la ruta es siempre posible darse un buen chapuzón; desde el Faro de San Sebastián las vistas son espectaculares para acabar finalmente en la pequeña, pero no con menos encanto, bahía de Tamariu. La noche puede acabar, por qué no, disfrutando de la tradicional Cantada d’Havaneres en la playa de Calella de Palafrugell, visita obligada en cualquier escapada a la Costa Brava.
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